El correo con el uso de estampillas

La Comunicación por medio de un documento escrito, de carácter privado, enviado por una persona a otra y de un sitio a otro, por medio de un intermediario, data aproximadamente desde la invención de la escritura.

Pero el envío de la carta, misiva o epístola, en términos simples, como lo conocemos en la actualidad en realidad es muy reciente y muy simple.

El envío de un mensaje escrito por un emisor, llamado el remitente, que le envía a un receptor, llamado el destinatario, por medio de un intermediario, llamado el Sistema Postal, sólo fue posible hasta el siglo XIX, época en que apareció la Primera Estampilla en el mundo, el Penny Negro en Gran Bretaña el 6 de mayo de 1840, convirtiéndose en un sistema bastante simple.

En Colombia el uso de las estampillas para el envío de la correspondencia fue promulgado mediante la Ley Orgánica de los Correos Nacionales de Colombia el 27 de Abril de 1859.

El envío de correspondencia en Colombia utilizando el Sistema Postal sólo fue posible a partir del 1 de septiembre de 1859, fecha de la primera emisión de las estampillas.

Una vez que se ha escrito la carta, ésta se coloca dentro de un sobre; cuando se cierra el sobre, la carta está lista para ser enviada a su destinatario.

Para acreditar el franqueo de la correspondencia se le pega al sobre en el anverso de la carta, esto es en la cara anterior, una estampilla o varias estampillas, cuyo valor facial corresponde al importe de las tarifas vigentes en materia de envíos por correo, bien sea nacional o internacional. Posteriormente se le coloca un matasellos que certifica el pago y al mismo tiempo invalida la estampilla para nuevos envíos.

En la cara anterior del sobre se escribe el nombre, la dirección, la ciudad, el país, y últimamente en estos tiempos el Código Postal, del destinatario. El nombre y la dirección del remitente generalmente van en el extremo superior izquierdo; en algunos casos en la cara posterior del sobre.