Hoy continuamos refiriéndonos a la filatelia como cultura, utilizando la serie de estampillas emitidas en 1987, por los Correos de Grecia, en una emisión postal denominada “Fábulas de Esopo”.
Los historiadores afirman que las fábulas surgieron cuando los esclavos grecorromanos dedicados a la pedagogía buscaban transmitir nociones éticas a los pequeños. Estas instrucciones respetaban la moral pagana e indicaban que las virtudes naturales de las cosas no podían cambiarse.
Las Fábulas de Esopo
Por la mención que hace de ellas el historiador Herodoto, se sabe que las Fábulas de Esopo eran muy populares en la Grecia clásica, afirmación atestiguada también por Platón y Aristófanes.
Conocer a Esopo nunca fue un privilegio de letrados: además de divulgarse oralmente, sus fábulas se utilizaban como Primer Libro de Lectura en las Escuelas.
Esopo
(De la Serie Pintura: Diego Velásquez de Silva 1599-1660 que consta de 10 estampillas emitidas por los Correos de España en 1959).
Se dice que Esopo fue esclavo de Janto de Samos, un filósofo muy reconocido, que le dio la libertad.
Debido a su gran reputación por su talento para la fábula, Creso, último Rey de Lidia, de la dinastía Mermnada, lo llamó a su corte, lo colmó de favores y lo envió después a Delfos para consultar el oráculo y para ofrecer sacrificios en su nombre y distribuir recompensas entre los habitantes de aquella ciudad.
Irritado por los fraudes y la codicia de aquel pueblo de sacerdotes, Esopo les dirigió sus sarcasmos y, limitándose a ofrecer a los dioses los sacrificios mandados por Creso, devolvió a este príncipe las riquezas destinadas a los habitantes de Delfos.
5. La zorra y el cuervo gritón
Un cuervo robó a unos pastores un pedazo de carne y se retiró a un árbol.
Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de aquella carne empezó a halagar al cuervo, elogiando sus elegantes proporciones y su gran belleza, agregando además que no había encontrado a nadie mejor dotado que él para ser el rey de las aves, pero que lo afectaba el hecho de que no tuviera voz.
El cuervo, para demostrarle a la zorra que no le faltaba la voz, soltó la carne para lanzar con orgullo fuertes gritos.
La zorra, sin perder tiempo, rápidamente cogió la carne y le dijo:
– Amigo cuervo, si además de vanidad tuvieras entendimiento, nada más te faltaría realmente para ser el rey de las aves.
Moralejas:
Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes.
Quien te encuentra bellezas que no tienes, siempre busca quitarte algunos bienes.
Un leñador que a la orilla de un río cortaba leña, perdió su hacha. Sin saber que hacer, se sentó llorando a la orilla.
Compadecido Hermes de su tristeza, se arrojó al río y volvió con un hacha de oro, preguntando si era esa la que había perdido. Le contestó el leñador que no, y volvió Hermes a sumergirse, regresando con una de plata. El leñador otra vez dijo que no era suya, por lo que Hermes se sumergió de nuevo, volviendo con el hacha perdida. Entonces el hombre le dijo que sí era esa la de él.
Hermes, seducido por su honradez, le dio las tres hachas.
Al volver con sus compañeros, contóles el leñador su aventura. Uno de ellos se propuso conseguir otro tanto. Dirigióse a la orilla del río y lanzó su hacha en la corriente, sentándose luego a llorar.
Entonces Hermes se le apareció también y, sabiendo el motivo de su llanto, se arrojó al río y le presentó igualmente un hacha de oro, preguntándole si era la que había perdido. El bribón, muy contento exclamo:
-¡Sí, ésa es!
Pero el dios horrorizado por su desvergüenza, no sólo se quedó con el hacha de oro, sino que tampoco le devolvió la suya.
Moraleja:
La divinidad no sólo ayuda a quien es honrado, sino que castiga a los deshonestos
7. El asno con piel de león y la zorra
Un burro se vistió cierta vez con la piel de un león que encontró en el camino.
Los demás animales, al verlo, se asustaron y huyeron despavoridos, de suerte que el terror se apoderó de toda la comarca.
El burro feliz de saberse temido, se paseaba campante por prados y montes. Su amo, echándole de menos, fue en su busca; mas, al encontrar a león tan raro, se asustó sobremanera y huyó.
Poco tiempo después, al reparar el amo en las descomunales orejas que asomaban por entre la piel del león, se dio cuenta de la farsa. Se le acercó entonces, le quitó el disfraz, y lo molió a palos.
Moralejas:
Al mejor falsificador siempre le sale algún error
Quien engañar pretende, con el castigo aprende.
Un disfraz puede ocultar a un tonto pero no sus palabras
Una liebre y una tortuga se retan a una carrera para ver quién de las dos es más rápida. Evidentemente la liebre parte en cabeza y en poco tiempo coge una gran ventaja sobre su lenta perseguidora. Al verse con la victoria en el bolsillo el lepórido se permite sentarse a descansar a la sombra de un árbol y cae dormido.
Cuando despierta la liebre la tortuga ya está a punto de cruzar la meta y pese al esfuerzo de la liebre que trata en vano de retomar la cabeza acaba ganando la carrera.
Moralejas:
No hay que burlarse jamás de los demás.
La pereza y el exceso de confianza pueden hacernos no alcanzar nuestros objetivos.